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pero Dios volvió a llamarlo: «¡Samuel, Samuel!» Él se levantó y fue de nuevo a donde estaba Elí.

—Aquí estoy —le dijo. ¿En qué puedo servirle?

Elí le respondió:

—Yo no te llamé, hijo mío. Anda, vuelve a acostarte.

Samuel estaba confundido porque aún no conocía la voz de Dios. Ésta era la primera vez que Dios le hablaba.

Por tercera vez Dios lo llamó: «¡Samuel, Samuel!» Samuel se levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo:

—Aquí estoy. ¿En qué puedo servirle?

En ese momento Elí comprendió que era Dios quien llamaba al niño,

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